viernes, 2 de junio de 2017

De la generación digital a la generación "búnker"

La aparición de los dispositivos móviles y, sobre todo, de Internet, ha revolucionado nuestras vidas y, especialmente, la forma de relacionarnos y comunicarnos. Nos encontramos en la era digital, en un mundo totalmente conectado.

Sin embargo, en este contexto aparece la llamada “brecha digital”. La brecha digital hace referencia a la desigualdad entre las personas que pueden tener acceso o conocimiento en relación a las nuevas tecnologías y las que no. Las desigualdades se producen tanto en el acceso a equipamientos (primera brecha digital) como en la utilización y la comprensión de las que ya se encuentran a nuestro alcance (segunda brecha digital: diferencias entre los inmigrantes y los nativos digitales).

Desde la perspectiva educativa Catela (2012) afirma que los estudiantes de hoy ya no son el tipo de personas para las que fue diseñado el sistema educativo que padecemos debido a la llegada y rápida propagación de la tecnología digital en las últimas décadas del siglo XX.  Esto da como resultado de ese entorno digital omnipresente “que pertenecen a esta nueva generación, piensan y procesas la información de manera distinta a sus predecesores. Son diferencias grandes y profundas, hasta el punto de que se puede afirmar que sus patrones de pensamiento han cambiado”.

Los nativos digitales, dice Catela prefieren el acceso aleatorio y distribuido antes que una secuencialidad ordenada. No hay planteamiento, nudo o desenlace. Están acostumbrados a recibir mucha información y a procesarla muy deprisa. Les gusta hacerlo en paralelo y son capaces de realizar muchas tareas al mismo tiempo (o de empezar, aunque no las concluyan). Sobre la información, dice que el acceso es inmediato, rápido, a demanda y a voluntad. Los usuarios habituales de las redes se crecen con la gratificación instantánea y con las recompensas frecuentes.

Además, los nativos digitales prefieren los gráficos, los audiovisuales, antes que el texto. Para ellos, una imagen vale mucha más que mil palabras. Esta es la razón principal del éxito de Youtube.


A menudo los nativos viven enganchados, viven conectados. Los cables (o los aparatos inalámbricos) son casi apéndice de su cuerpo. Cuando se está ante el problema del consumo excesivo por parte de menores, que es también compulsivo y que se hace mayoritariamente en sus espacios privados (habitaciones) sin supervisión ni control familiar, la generación “digital”, dice Catela, cambia su nombre por el de “generación búnker”:

La foto de la "generación búnker"
La generación búnker

Bibliografía: 
Contreras Orozco, J. H. & Perea Henze, I.: Comunicación, ciberperiodismo y nuevos formatos multimedia interactivos. Capítulo IV: De la generación digital a la generación "búnker". Egregius.

Los jóvenes en la Red


La identidad de los jóvenes por Internet.

En la actualidad, la vida social de los jóvenes trascurre entre dos esferas: la virtual (on line) en los vínculos que establecen en el ciberespacio, y la real (off line) en el mundo de sus relaciones cara a cara. Se trata de una nueva forma de socializarse.


El chat o las redes les ofrecen canales alternativos que se complementan con los tradicionales espacios de encuentro. Estos medios les permite entender quiénes son, cómo se los define socialmente y cómo es y funciona la sociedad en la que viven y a través de los medios y las tecnologías, los adolescentes moldean sus identidades individuales y colectivas y aprenden a hablar de sí mismos en relación con los otros (Morduchowicz, 2012).

García Canclini (2005) afirma que antes, los jóvenes se emancipaban a través del trabajo, el estudio y el matrimonio. Ahora, para muchos, las vías preferentes son la conectividad y el consumo.

Y precisamente, la autonomía de los adolescentes pasa hoy por la conectividad, porque la mayoría de los jóvenes están convencidos de que son ellos quienes más saben de computación e internet en la casa, y por lo tanto, también sienten cierto grado de autonomía o independencia cuando navegan por Internet.

Según Winocur (2009), las redes sociales han permitido que los adolescentes obtengan “visibilidad”, al afirmar que la ilusión de poder se expresa y se ejerce de varias maneras, “primero, en la posibilidad de conexión-desconexión, es decir, decidir cuándo quiero ser visible y para quién; y cuándo quiero ser invisible y para quién. Segundo, en el recurso de la navegación infinita, que se traduce en el placer de descubrir y conquistar mundos diversos, contrastantes, extraños e inquietantes sin moverse de las certezas del hogar y sin correr riesgo alguno. Y tercero, y fundamentalmente, en la producción de contenidos y la manipulación de la realidad virtual.


Internet: espacio para los jóvenes.

Internet y/o las redes sociales constituyen un espacio propio y propicio para establecer comunicación, compartir temas, gustos, secretos difíciles de expresar en persona. La mediación electrónica genera en ellos nuevas sensaciones de libertad y de autonomía, es, posiblemente, el único espacio en el que se sienten en verdad independientes” (Morduchowicz, 2012).

Por ese motivo, algunos investigadores –como Urresti (2008)- sostienen que las tecnologías generaron una nueva cultura juvenil y que afectan los modos en que los adolescentes estudian, se diviertan, se comunican, se expresan, sostienen amistades o establecen estrategias de seducción.

Esto da fuerza a la teoría de Morduchowicz, de Internet o la red no es una barrera “autista” porque no aísla ni margina a los adolescentes, sino que al contrario, es un fuerte soporte de esta nueva sociabilidad juvenil.


“Soy visible y soy alguien en la red”.


Gracias a la visibilidad que les dan las redes sociales, los jóvenes no se sienten como personas anónimas, pues sus fotos y sus comentarios andan circulando por la red, independientemente de los contenidos, ideas o calidad de fotos. Simplemente “están” en el mundo virtual, donde tienen un espacio, un lugar y son vistos por otras personas igual que ellos. Y este es un aspecto importante en la etapa de la adolescencia: sentirse parte de un grupo, ser aceptados. Además, el blog o el perfil en una red social les permite poner en palabras lo que sienten, lo que opinan, lo que creen, lo que valoran y, al mismo tiempo, monitorear cómo responden a todo ello sus tan apreciadas audiencias; se trata de un ensayo de su inserción en la sociedad.
 

 Bibliografía: 
Contreras Orozco, J. H. & Perea Henze, I.: Comunicación, ciberperiodismo y nuevos formatos multimedia interactivos. Capítulo IV: De la generación digital a la generación "búnker". Egregius.